Señal


Las calles sin muñecas y sin perlas
no son de la tierra ni del mar.
Cuando decae en ellas el silencio
llego sola a la ciudad que brama,
que pide tu sangre, tu sudario.

Pero esa brisa sólo es lúcido carmín,
la blanca estela es sorpresa.
Un ave, hoy,
no es un gorrión en la ancha tarde,
es la señal del olvido.

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