el pulso agonizante del patio.
Algo amasa debajo de las piedras la sombra,
se oyen caer tras el canto de la cigarra
los huesos ya raspados de otras noches.
En la habitación cerrada
las aristas y los bordes de las cosas
se ablandan sin el filo de la luz.
Después de la ejercitación en el olvido
Después de reemplazar con ruidoso viento
la continua foto del presente,
por fin, lenta, la penumbra va licuándolo todo.
Mas tarde el latido acelera
y revienta del interior la noche.
Devuelven las sombras su vacío
que se amontona y le hace cúpula a lo oscuro
de fuerza violenta las constelaciones
el patio recrudece.