Fotografía de una mujer


Sus ojos son maraña de una cabellera.
De la fina línea cuelgan péndulos, sus hombros,

dos redondas manzanas.

Nadie dará su calor a esas mejillas,
nadie una flor que acompañe a su nombre.
No habrá pulpa o cáscara en las sienes.

La soledad
sabrá por ella quién muere.
Si ella lentamente en el tiempo
o para ella, el tiempo
en la fina obra:
el retrato de su muerte.


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