No está hecha de piezas la llanura,
sólo un largo campo para las batallas
entre la sorda ira del viento y
el pesado suspiro de los que ignoran el mar.
Pensé que nunca llegaría a amanecer
después de tanto prólogo a los valles,
de tan amoroso conteo de las horas
que tarda en florecer una montaña.
Hermoso paisaje. Acaso presiente uno al caminante que va por un inmenso valle (pampa?) y anhela la presencia de la montaña que, muy lograda imagen, es una verdadera flor.
ResponderEliminarEnhorabuena
Leonardo